La Clase Media Argentina bajo el “Efecto Tijera” de Milei

La Clase Media Argentina bajo el “Efecto Tijera” de Milei

 

Consumo en Jaque y Bienestar en Retroceso

Durante el primer año del gobierno de Javier Milei, el consumo de los hogares argentinos atravesó una profunda reconfiguración. El aumento desmedido de los precios relativos, especialmente en servicios esenciales, obligó a rediseñar las canastas de consumo, desplazando bienes tradicionales, como por ejemplo carne vacuna, indumentaria, entre otros, resignando así calidad de vida. En particular, la clase media no solo vio deteriorarse su poder adquisitivo, sino también su acceso a bienes y actividades que históricamente definieron su posición social.

El presente informe da cuenta del complejo y desafiante panorama que enfrenta la clase media argentina. La recuperación salarial observada hacia fines de 2024 resulta engañosa frente a la magnitud del ajuste en el gasto de los hogares. Aunque hacia fines de 2024 (cuarto trimestre) los salarios mostraron una recuperación —lo que podría interpretarse como una mejora en la situación de algunas personas y hogares—, este dato resulta engañoso: muchas personas se vieron obligadas a modificar la composición de su canasta de consumo debido a la variación de los precios relativos.

El análisis interanual comparado de los datos de consumo, inflación e ingresos, concentrándonos especialmente en el segmento de clase media, revela en primer lugar una reconfiguración forzada de la canasta de consumo.  Se registra un cambio drástico en la composición del gasto de los hogares. Durante el primer año de la gestión Milei, el 59% del gasto se destinó a servicios, lo que representa un aumento de 10 puntos porcentuales respecto al año anterior. Esto significa que, si bien los salarios pudieron haber mostrado una recuperación nominal, el poder adquisitivo real se vio mermado por la necesidad de cubrir costos fijos ineludibles.

En segundo lugar, una reasignación del presupuesto familiar. La inflación intermensual de los servicios superó la de los bienes en once de los doce meses del primer año de gobierno, lo que hizo que los servicios se encarecieran aproximadamente un 33% en términos relativos. Esta disparidad se traduce en un “efecto tijera”: mientras que los ingresos se esforzaban por seguir el ritmo de la inflación general, el costo de vida se disparaba por el lado de los servicios.

Los incrementos porcentuales en servicios esenciales son alarmantes. En la Ciudad de Buenos Aires, el gas aumentó aproximadamente un 631%, el transporte un 707%, la electricidad un 390% y el agua cerca de un 350%. Estos aumentos son sustancialmente mayores que el aumento promedio del 129% en el gasto en alimentos, donde incluso los lácteos, con un incremento del 174%, quedaron casi 100 puntos porcentuales por debajo del servicio con menor aumento. Esto subraya la presión desmedida sobre los ingresos destinada a cubrir necesidades básicas.

En tercer lugar, una erosión del poder adquisitivo y retroceso social. Los salarios son insuficientes para mantener la posición social. La capacidad de compra de bienes y servicios tradicionalmente asociados a la clase media también sufrió una caída notoria. 

Para que una persona sea considerada de clase media en el tercer trimestre de 2024, sus ingresos mensuales debían oscilar entre aproximadamente $372.000 y casi $1.192.000. Esto implicaba un aumento de alrededor del 125% en los ingresos desde el inicio del gobierno para mantener esa posición social. Sin embargo, el incremento promedio de los salarios a nivel nacional fue de aproximadamente 119% en el mismo período. Esta diferencia, aunque pequeña en porcentaje, se tradujo en una pérdida real del poder adquisitivo y, en muchos casos, en un descenso en la escala social para

Los bienes que componen la canasta de consumo son los alimentos y bebidas, las prendas de vestir y los elementos de equipamiento para el hogar. Adicionalmente se puede observar que la inflación intermensual de los servicios estuvo por encima de la de los bienes en once de los doce meses del primer año de la gestión Milei, llevando a que los servicios se vuelvan aproximadamente un 33% más caros en términos relativos que los bienes.

Durante el primer año de gestión de Milei, el 59% del gasto de los hogares se destinó a servicios, lo que representa un aumento de 10 puntos porcentuales respecto al año anterior. Este cambio revela que el incremento de los ingresos y la aparente mejora en la posición dentro de la escala social —cuando esta se mide por el nivel de ingresos— no se tradujeron en un mayor bienestar. Por el contrario, los hogares debieron destinar una porción creciente de su presupuesto a pagar servicios esenciales, en detrimento de la adquisición de bienes o, en los sectores más vulnerables, incluso resignando consumo de alimentos.

Tomando como ejemplo la Ciudad de Buenos Aires, una persona tuvo que gastar aproximadamente un 631% más en gas, un 707% más en transporte, un 390% más en electricidad y cerca de un 350% más en agua respecto al inicio de la gestión de Milei. Estos incrementos están muy por encima del aumento promedio en el gasto en alimentos, que fue del 129% en el mismo período. Dentro de este rubro, los lácteos fueron el componente con mayor incremento (+174%), casi 100 puntos porcentuales por debajo del servicio que menos aumentó durante la actual gestión.

Centrándose en la clase media, en el tercer trimestre de 2024 una persona necesitó entre algo más de $372.000 (equivalente a 1,25 canastas básicas) y casi $1.192.000 (4 canastas básicas)[1] mensuales para ser considerada parte de este estrato. Esto implica que, para mantener esa posición social, los ingresos debieron incrementarse alrededor de un 125% desde el inicio del gobierno de Javier Milei.

No obstante, el incremento promedio de los salarios a nivel nacional en ese mismo período fue de aproximadamente 119%, lo que se tradujo en una pérdida del poder adquisitivo y, en muchos casos, en un retroceso en la escala social.

Los shoppings, espacios tradicionalmente frecuentados por la clase media, registraron durante el primer año del gobierno de Milei una caída en las ventas cercana al 24%. Entre los rubros más afectados se destacan librería y papelería, con una contracción de alrededor del 57%; perfumería y farmacia, con casi un 37%; ropa y accesorios deportivos, con aproximadamente un 17%; y los patios de comida, con una baja cercana al 3%. Esta tendencia refleja una clara erosión en las actividades de consumo típicas de la clase media, como lo son las compras en centros comerciales.

Observando los ingresos promedio de la clase media en el país, estos disminuyeron 7% en términos reales entre el último trimestre de 2023 y el tercer trimestre de 2024, situándose en aproximadamente $572.000.  Este dato es crucial, ya que el valor real del dinero disponible para la clase media se redujo, impactando directamente su capacidad de consumo.

Si medimos la cantidad de bienes que se puede comprar con un ingreso promedio de clase media en la era Milei podemos observar que una persona de clase media con su ingreso promedio puede pagar casi medio año menos de la cuota social de un club de fútbol, dos meses menos de gimnasio y casi 66 pasajes menos a Mar del Plata en tren. Esto muestra una erosión en el consumo de ciertos productos de la clase media.

El primer año del gobierno de Javier Milei ha implicado una pérdida sostenida de la capacidad de consumo y del bienestar para la clase media argentina. El desproporcionado aumento de tarifas y servicios en comparación con los salarios, la reconfiguración forzada de las canastas de consumo y la marcada caída en sectores clave como los shoppings, son pruebas irrefutables de la erosión de los ingresos de esta clase social. La aparente recuperación salarial en el último trimestre de 2024 no logra ocultar la realidad de una clase media que se ve obligada a redefinir su estilo de vida, sacrificando calidad y limitando su acceso a bienes y actividades que históricamente la identificaron. Este escenario plantea serias interrogantes sobre la sostenibilidad del poder adquisitivo y el futuro del bienestar de este segmento fundamental de la sociedad argentina


[1] Se utilizó la misma metodología que el Instituto de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires (IDECBA).