Made in China: claves para descifrar el escenario internacional del futuro
En el imaginario y vocabulario argentino la frase “made in China” resulta un clásico. Incluso para aquellos que hablan inglés, al pronunciar esa frase lo hacen desde una profunda castellanización y literalidad (diciendo “made” y no “maid”, como sonaría su pronunciación). Es que en nuestro imaginario China resulta ese gigante asiático que produce todas esas cosas que usamos en nuestra vida cotidiana, como electrodomésticos, ropa, merchandising, etc. Vivimos en un mundo manufacturado en su mayoría por aquel distante, gigante, exótico, multifacético e inabarcable país. Esto, aún a pesar de los intentos relativamente eficientes de Disney y Dreamworks de occidentalizar, normalizar y decodificar(nos) al gigante asiático en películas como la famosas Mulán o Kung Fu Panda, o las más recientes Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos, o Red.
China es el país más poblado del mundo, con 1400 millones de personas, representando el 20% de la población mundial y factura casi el 15% de las exportaciones totales globales. Resulta la segunda economía del mundo, después de Estados Unidos. Es la tercera potencia militar más grande después de Estados Unidos y Rusia, pero tiene el ejército más numeroso de todos, con casi 2 millones de personas. En 2020, las inversiones directas de China en el mundo la posicionaron en el primer lugar, con 153 billones de dólares.
Sin dudas, en nuestro imaginario, en su realidad y en nuestra cotidianeidad, China representa una multiplicidad de significados. Y a su vez, la caída del muro de Berlín y la implosión de la URSS y el fin del bipolarismo global entre las dos superpotencias de la Guerra Fría, ha virado la atención en el rol creciente y dominante de un gigante-que-aún-no-domina. A continuación intentaremos exponer algunos puntos clave para descifrar el rol que podría tener este país en el orden internacional futuro.
China y la Pandemia
El primer punto que queremos analizar es la relación de China con la pandemia generada por el COVID-19. Según datos del Banco Mundial[1], China es un gigante que no para de crecer desde 1978 (lógicamente, alterando el porcentaje de su crecimiento). Previo a la pandemia (donde tuvo su origen el virus), el crecimiento del PIB (en porcentaje anual) fue del 6%. En 2020, y en plena pandemia, ese crecimiento retrocedió a 2,2%. En 2021 subió a 8,1%. En 2022, el objetivo de Beijing era alcanzar los 5,5%, pero probablemente se ubique en 4,8%[2]. Como vemos, la pandemia golpeó fuertemente a este país, pero así también lo hizo en todo el mundo. A pesar de eso, y en un escenario de retracción y restricción global del comercio y el libre movimiento de mercancías y personas, China consiguió mantener su economía en funcionamiento aunque con un fuerte impacto en su crecimiento.
El mundo que entró en la pandemia no fue el mismo que el que “salió” en su cuasi normalización. Una de las claves de la economía China se basa precisamente en la apertura comercial total de las economías del mundo, para así poder colocar sus productos en todos lados. El mundo pandémico provocó una desestabilización total, trastocando los parámetros normales y normalizadores que rigieron al mundo por lo menos desde la caída de la URSS (o si no, desde los atentados del 11 de Septiembre de 2001). Pero el cimbronazo sistémico y la posterior reactivación económica de China podrían ayudar a re-potenciar su dominación mundial. Es decir, la pandemia constituyó una coyuntura crítica en la historia mundial, que “frenó la historia” y permitió re-definir las avenidas por las que transitará el éxito futuro. La pandemia hizo desastres en todo el mundo y desestabilizó a todos los países. Pero luego de ese primer gran uppercut que implicó, el hecho de que no haya sido knockout para China, y dada cierta reactivación de su economía, podría ubicarla en el camino correcto hacia el aumento de su influencia económica en el mundo.
China y la guerra en Ucrania
El segundo punto que queremos analizar es la relación de China con la guerra en Ucrania. En una entrevista para la BBC, el politólogo Tazas Kuzio hace una análisis muy interesante respecto a la relación de China y la guerra en Ucrania. Allí afirma 3 puntos importantes de rescatar. En primer lugar, Rusia y China resultan las dos principales potencias opositoras a occidente. Sin embargo, y en segundo lugar, el resultado de la guerra hasta el momento develaría a la primera como una potencia en declive y la segunda como la nueva poderosa oposición. Finalmente, China tiene un poderío militar terrestre que Rusia parece no tener[3].
Mientras escribimos esta nota el resultado de la guerra y sus posteriores consecuencias aún son inciertos. Pero resulta interesante ver cómo la invasión iniciada en febrero de 2022 puede resultar altamente positiva y provechosa para China. Hasta el momento, este país se ha mantenido neutralmente “opositor”, sin aliarse con Putin, sin sancionar económicamente a Rusia, pero a la vez oponiéndose a cualquier intrusión de la OTAN y occidente. A nivel táctico y estratégico político-militar China tiene todo para ganar con esta guerra. A su vez recordemos que China es un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, y tal como Rusia y las principales potencias de occidente, es un país poseedor de armas nucleares. Es decir, es un igual entre iguales.
Así, mientras el proceso se desarrolla, China observa y analiza la precuela de la que podría ser (o haber sido) su propia película con Taiwán. En el silencio de una neutralidad opositora podría estudiar las reacciones económicas de occidente, medir sus límites y reacciones, y evaluar sus puntos de negociación y no negociación. Y así, poder prepararse para una guerra- no-bélica con occidente, migrando lentamente el polo opositor hacia el este.
China y el futuro
Desde los últimos 50 años China ha crecido en todo sentido. Es el socio comercial más ramificado del mundo, y ha expandido su presencia comercial (y cultural y política) en todos los países. En un sentido casi manifiesto, parece haber entendido que una colonización cultural, comercial y financiera resultaría más eficiente, silenciosa y profunda que una maniobra militar geográfica visible. Casi sin dudas, el conflicto del futuro será entre occidente (Estados Unidos y Europa) y el gigante chino… un gigante que se ha ramificado sigilosamente en el corazón de su adversario a partir de una agresiva política comercial y financiera, reemplazando generales, armas y soldados con empresarios, préstamos y tecnología.
[1] https://datos.bancomundial.org/indicator/NY.GDP.MKTP.KD.ZG?locations=CN
[2] https://www.eldebate.com/economia/20220414/economia-china-tropieza-pandemia-aleja-meta-crecimiento.html
[3] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-60984834