¿Atentan contra el crecimiento las políticas para contrarrestar el cambio climático?: crecimiento y sustentabilidad en la era del Cambio Climático
El Iluminismo y la modernidad renacentista inauguraron una etapa en la historia de la humanidad que prometió progreso sostenido, constante y siempre ascendente. Bajo la cálida cobija de la ciencia y una confianza indiscutible en el rol central de la razón, la reflexión, el debate argumentativo, se reubicó al ser humano en el centro del escenario, como protagonista exclusivo de su propio destino. El conocimiento, la rutinización de los procesos productivos y la capacidad de predecir (y controlar) el entorno y el ambiente, desanclaron a las proto sociedades de una condena a un mero presente y la lanzaron hacia una conquista irrestricta de su futuro, en tanto único hacedor de su camino. Así, la humanidad -aliada con el capitalismo industrial y el progreso científico y tecnológico- comenzó a construir una historia que sólo prometía éxitos, y “mañanas” ontológicamente mejores a los “ayeres”.
Al decir de “La Sociedad de Riesgo” de Beck (1986), esta curva ascendente de progreso y producción infinita encontró su propio límite -y potencial destrucción- en su la confirmación de su propio éxito. Un crecimiento industrial descontrolado, el aumento exponencial de la población mundial, el incremento de la contaminación y la falta de planificación de los procesos productivos desde una perspectiva de sustentabilidad, provocaron el desafío actual de la comunidad internacional: cómo revincular y combinar positivamente desarrollo económico y cuidado del medio ambiente, sosteniendo a la vez niveles de producción suficientemente altos para atender las complejas necesidades de la humanidad y los flujos comerciales globales. En definitiva, cómo producir sin seguir contaminando.
El gráfico 1 nos muestra crecimientos constantes de los niveles de renta, consumo de energía y emisiones de dióxido de carbono, durante el Siglo XX.
El Siglo XX se caracterizó por una liberación inédita de las capacidades productivas de la humanidad, pero a la vez -y en consecuencia- de los niveles de contaminación y nocividad hacia el planeta, habilitando fenómenos como el del cambio climático.
Sin lugar a duda, el desafío para el Siglo XXI será el de corregir las consecuencias no deseadas del éxito industrial del Siglo XX. Principalmente, cómo inaugurar procesos productivos sustentables, cómo desarrollar cadenas productivas ambientalmente responsables y cómo adoptar fuentes de energía eficientes que potencien las fábricas, la vida cotidiana y el transporte, pero que a la vez que reduzcan los gases de efecto invernadero (principalmente dióxido de carbono y metano).
En el mes de noviembre de 2021 se celebró la Conferencia de Cambio Climático de las Naciones Unidas, COP26, en la ciudad de Glasgow, Escocia. Tal como muestra el informe de la reunión (https://ukcop26.org/) allí se llegó a un pacto sobre cambio climático. El objetivo principal fue sostener los compromisos acordados en Paris en el 2015, de no aumentar más allá de los 2 grados centígrados la temperatura global en general respecto de los niveles pre-industriales, no superar más de 1,5 grados a finales del Siglo 21, y alcanzar la neutralidad climática en 2050 (encontrando un equilibrio cero entre la cantidad de dióxido de carbono emitido por el accionar humano y lo procesado por la naturaleza). Tal como lo muestra el gráfico 2.
Uno de los principales puntos del acuerdo en esta reunión fue respecto a la mitigación y reducción de las emisiones de gases nocivos, donde 153 países reactualizaron sus compromisos de NDC, o contribuciones determinadas a nivel nacional, para 2030. Para ello se comprometieron a reducir o eliminar la producción de energía proveniente del carbón, frenar y revertir la deforestación, reducir la emisión de gas metano y acelerar la transición hacia vehículos eléctricos. El pacto advierte que de no alcanzar aquel objetivo vital de mantener la temperatura global promedio por debajo del incremento de los 1,5 grados, las consecuencias para poblaciones indígenas, pequeñas islas y distintos ecosistemas serán devastadoras (https://ukcop26.org/wp-content/uploads/2021/11/COP26-Presidency-Outcomes-The-Climate-Pact.pdf). Estos nuevos compromisos de NDC para 2030 se revisarán en 2022.
La compleja, desafiante y apremiante situación ambiental también obliga a los países a repensar y replanificar la composición de su matriz energética nacional, y en consecuencia sus esquemas productivos. Esto es, contener (y eliminar) la tentación de recurrir a fuentes productivas más baratas -pero más contaminantes- y comenzar a adoptar esquemas energéticos sustentables, recurriendo a energías renovables (como la solar o la eólica) o de base, como la nuclear. Y sin dudas, abstenerse de construir nuevas centrales eléctricas de carbón.
A su vez, tal como muestra este informe, 137 países se comprometieron a iniciar el proceso de reforestación para 2030, creando un fondo especial para ello. En el mismo registro, las principales marcas productoras de vehículos se comprometieron para 2035, en Europa, a producir sólo vehículos de cero emisión (ZEV) (https://ukcop26.org/wp-content/uploads/2021/11/COP26-Presidency-Outcomes-The-Climate-Pact.pdf). Y más de 100 países -entre los que se encuentra la Argentina- firmaron el Compromiso del Gas Metano, donde se obliga a reducir un 30% las emisiones de este gas para 2030.
Finalmente, en esta Conferencia sobre Cambio Climático, los países, las empresas y los representantes de la sociedad civil se comprometieron a colaborar y trabajar conjuntamente para alcanzar las metas que frenen las consecuencias negativas del cambio climático.
Más allá de estos compromisos inmediatos, el desafío para la humanidad todavía yace frente a sí. Tal como analizan con precisión Lenaerts, Tagliapietra y Wolff (2021), el desafío reside en desacoplar el crecimiento económico de las emisiones de gases de efecto invernadero. Estos gases se incrementaron un 62% de 1990 a 2019, un 4% desde 2015, se redujeron sólo un 6% en 2020 durante el peor año de la crisis generada por el COVID-19, y el 73% de estas emisiones provienen de la producción de energía (principalmente lo relacionado con el dióxido de carbono) (Lenaerts, Tagliapietra y Wolff, 2021: 2).
Las consecuencias negativas y devastadoras del cambio climático representan, quizás, uno de los mayores desafíos acción colectiva y coordinación entre múltiples actores, tipos de actores y niveles de gobierno. Por más que resulte una entelequia, o una figura artificial y romántica, la “humanidad” -como un todo- tendrá que rápidamente redefinir y recalcular cómo continuar viviendo sin destruir el planeta ni “tirar a nadie del tren”. Para ello, y tal como invita Mark John en un escrito publicado en Reuters, los tomadores de decisión se tienen que preguntar (y responder) seriamente complejos interrogantes tales como cuánto cuesta el cambio climático y su “reparación”, dónde impacta más el cambio climático, cómo afecta diariamente a cada individuo las consecuencias negativas del cambio climático, quién gana y pierde en este juego y quién ganaría y perdería en su versión “reparada”, qué consecuencias inmediatas tendría para la economía y la producción un cambio rotundo en la matriz energética y, finalmente, quién pagaría los costos del cambio (https://www.reuters.com/business/cop/climate-change-what-are-economic-stakes-2021-10-25/). Todos estos interrogantes aún no tienen respuestas acabadas.
La COP26 habilitó un sendero global con un compromiso hacia la “reparación” de las consecuencias negativas del éxito renacentista del “Pago del Tributo” de Masaccio. La etapa que se abrió a partir del 13 de Noviembre de 2021 (el día después de la COP26) invita a reflexionar sobre cómo se resolverán las respuestas a todas estas preguntas de John, una vez que la humanidad comience a caminar el camino al que se comprometió.
Referencias
- Beck, Ulrich (1986). La Sociedad de Riesgo, Paidós, España.
- COP26. “The Glasgow Climate Pact” https://ukcop26.org/wp-content/uploads/2021/11/COP26-Presidency-Outcomes-The-Climate-Pact.pdf
- John, Mark. https://www.reuters.com/business/cop/climate-change-what-are-economic-stakes-2021-10-25/
- Lenaerts, Klass, Simone Tagliapietra y Guntram Wolff (2021). “Can Climate change be tackled without ditching economic growth?”, Brueguel.