El impacto de la recuperación global en las exportaciones argentinas

El impacto de la recuperación global en las exportaciones argentinas

Vivir en un mundo interrelacionado significa no sólo compartir flujos de intercambio cultural e informativo, sino también compartir las fortunas e infortunas de nuestros principales socios. Actualmente el planeta se encuentra transitando la segunda ola de Covid-19 con la particularidad de haber iniciado campañas masivas de vacunación que refuerzan las expectativas económicas al alza. En vistas de una recuperación económica a lo largo y ancho del globo, qué suceda en aquellos países con los que Argentina guarda estrechos lazos comerciales representará una variable de sumo interés.

Si bien nuestro país realiza transacciones con más de 165 países, el 41% del total de las exportaciones se concentra en tan sólo 5 de ellos, siendo Brasil y China los principales destinos[1]. Consecuentemente la dinámica macroeconómica de estas economías impacta de lleno en los balances comerciales locales y, por tanto, en el crecimiento argentino.

Para medir estos efectos, los economistas recurren al cálculo de elasticidades, las cuales permiten conocer en promedio cómo reaccionan ciertas variables a los cambios en otras. De este modo, se diferencian la elasticidad precio de la demanda, por un lado, y la elasticidad ingreso de la demanda, por el otro. Mientras la primera hace referencia al cambio porcentual en la demanda de un bien ante un cambio en su precio, la segunda hace lo propio frente a un cambio en el ingreso del consumidor. Esta última es la que será protagonista en nuestro análisis.

Zack y Dalle (2015)[2] estiman mediante un modelo econométrico de corrección del vector de error las elasticidades de las exportaciones e importaciones argentinas, con respecto a sus principales socios comerciales, ponderando según la participación de cada país en la suma total comerciada. Dado que el modelo se nutre de datos con frecuencia trimestral, los economistas desagregan las elasticidades de modo de poder discriminar entre corto y largo plazo. 

Sus resultados resaltan una elasticidad ingreso de las importaciones de 3,21 para el corto plazo y de 1,72 para el largo. En contraposición, las elasticidades de las exportaciones resultan del 1,50 y 0,85, respectivamente. Así puede apreciarse con facilidad que la elasticidad ingreso de las importaciones es significativamente mayor a la de las exportaciones. Es decir, cuando Argentina crece, sus importaciones crecen más que proporcionalmente, mientras que cuando sus principales socios lo hacen, las exportaciones lo hacen en menor medida (guardando en el largo plazo una relación inferior a la unidad). Fruto de dicho descalce de elasticidades, en la medida que Argentina crezca también deberá enfrentar mayores déficits comerciales. Caso contrario, deberá crecer a un ritmo menor al de sus socios, de modo de compensar este desajuste, o acudir a la política cambiaria como forma de suavizar los desbalances. No obstante, el resultado de la investigación nos dice que la elasticidad precio (tipo de cambio-demanda) es significativamente menor a la elasticidad ingreso, arrojando un efecto meramente parcial.

Posteriormente, los autores profundizan su estudio[3] de forma que logran mesurar las elasticidades respecto de los principales socios. De igual modo, sus resultados indican que la elasticidad ingreso de las exportaciones argentinas respecto a la economía brasileña es de 1,29, mientras que para el comercio bilateral chino este valor disminuye a 0,40. Teniendo esto presente, la recuperación económica del resto de los países tendrá efecto sobre la actividad local, aunque en distintas proporciones dependiendo el socio comercial. Según las proyecciones del World Economic Outlook de abril 2021 elaborado por el FMI, Brasil debería crecer en torno al 3,7% y China un 8,4%.

Fuente: IMF

Mientras el mundo enfrentó una severa recesión durante el año pasado, la única economía que logró crecer fue la china. Así, el gigante asiático trepó un 2,3% promedio y se prepara para seguir haciéndolo. Puesto que capta la décima parte de las exportaciones argentinas, su devenir económico será en efecto relevante para nosotros. El dato que sorprendió las últimas semanas fue la recuperación de la actividad durante el primer trimestre de 2021, donde evidenció una variación interanual del 18,3%, muy significativa incluso a pesar de compararse con un 1º trimestre de 2020 alcanzado por un temprano golpe de la pandemia y un deterioro del 6,8%. Sorteando este obstáculo y comparando con la base de 2019, la economía china creció un 10% en los primeros tres meses del año, marcando una clara recuperación en forma de V. 

Fuente: Elaboración propia en base a Reuters

Mientras tanto, el mercado está expectante a conocer los datos de Brasil para el primer trimestre del año en curso. Su evolución, por tanto, será fundamental para el porvenir de las exportaciones argentinas. De todos modos, el país se encuentra en plena lucha sanitaria, lo cual condiciona las posibilidades de un crecimiento robusto. 

Fuente: Elaboración propia en base a Reuters

Las prósperas noticias de China son bien recibidas por Argentina en vistas de las relaciones comerciales que ambos países comparten. Sin embargo, el aumento del volumen de exportaciones también dependerá de la capacidad de adaptación de la oferta. Por fortuna, la única forma de que los saldos comerciales crezcan no es sólo vía cantidades (aunque sí la más sostenible), sino también por precios. En este sentido, con un esquema de tipo de cambio cuasifijo (cepo cambiario + crawling peg) como el que tenemos, el aumento en los precios que reciben los exportadores responde al valor de referencia internacional de los bienes transados. Puntualmente, la soja (cuyo principal consumidor mundial es China) se encuentra en un raid alcista hace meses, alcanzando el máximo de 576 dólares la tonelada en la bolsa de Chicago (USD 340 la tonelada en el mercado de Rosario extraídos los costos logísticos), valores que no se registraban desde 2013 cuando tocó el pico de USD 490/tonelada. De esta forma, acumula un aumento del 19% en lo que va del año y del 87% respecto de un año atrás.

En conclusión, si bien Argentina precisa diversificar su matriz exportadora, que las mismas se encuentren concentradas en commodities agro le permite usufructuar las alzas transitorias y las mieles de un “dólar barato” a nivel mundial. La sólida expansión proyectada para China es otra buena noticia, aunque no tanto como si esto fuera emulado por su vecino carioca. El aire que ello brinda, no nos exime de resolver aquellos problemas de dinámica comercial asociado a un saldo comercial de largo plazo balanceado.


[1] Según datos de INDEC, Brasil acapara el 16% de las exportaciones argentinas, mientras que China 10%, EEUU 6%, Chile 5% y Vietnam 4%.

[2] “Elasticidades del comercio exterior de la Argentina: ¿una limitación para el crecimiento?”. Disponible en: https://ri.conicet.gov.ar/bitstream/handle/11336/16028/Zack%20y%20Dalle%202015%2c%20Realidad%20Econ%c3%b3mica.pdf?sequence=2&isAllowed=y

[3] https://ri.conicet.gov.ar/bitstream/handle/11336/78724/CONICET_Digital_Nro.783d76ad-7685-4097-a8c2-06d617b5b588_A.pdf?sequence=2&isAllowed=y

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