Excursiones de deseo: ¿anuncio de cambios o cambio en los anuncios?

Excursiones de deseo: ¿anuncio de cambios o cambio en los anuncios?

Luego de la asunción del nuevo super ministro de economía, Sergio Massa, analizamos entre líneas los impactos que pueden tener las medidas que tomará en las próximas semanas el gabinete entrante.

El discurso de corte heterortodoxo del ministro sirvió como muestra de quizás una de las mayores virtudes que exhibe: cintura. Esa habilidad para balancear y confluir distintas ideas en un mismo escenario y, mayor aún, que ambas convivan. Este fue el propulsor que generó una mejora del humor en los mercados que llevó al dólar CCL de $340 a $280 en una semana.

Sintetizando las medidas que tomará el nuevo gabinete unificado (Economía, Agricultura y Producción) se encuentran:

  • Cumplimiento de la meta de déficit primario acordado con el FMI (2,5% del PBI).
  • No solicitar más Adelantos Transitorios al Banco Central (emisión monetaria) hasta fin de año.
  • Congelamiento de los puestos de trabajo en la Administración Nacional y las empresas públicas de cada jurisdicción.
  • Límite al subsidio de energía de los hogares (400 KWh) para fomentar el uso ‘a conciencia’.
  • Regímenes producción para agroindustria, hidrocarburos y economía del conocimiento para exportaciones incrementales.
  • Desembolsos por 2.000 millones de dólares de préstamos de Organismos Internacionales y la liquidación adelantada de 5.000 millones de dólares del agro para fortalecer reservas.
  • Evaluación de repos para recompra de deuda y canje voluntario para los vencimientos de la deuda en pesos hasta fin de año.
  • Mayor control en las autorizaciones para acceder al MULC para la compra de importaciones e investigar triangulaciones sospechosas por subfacturación de exportaciones y sobrefacturación de importaciones que tendrán 60 días para retrotraerse.

En el plano fiscal, a junio el gobierno acumula un déficit primario por casi 1% del PBI, aún cuando el primer trimestre del año estacionalmente es el menos exigido en cuestiones de gasto. Mientras los ingresos del sector público comienzan a caer en términos reales producto de una mayor inflación (-1,3% real año a año en mayo y -4,5% en junio), el gasto crecía por encima del 60% anual de inflación (jubilaciones al 67%, salarios y subsidios energéticos al 80% y subsidios sociales al 138% anual). Esto confeccionaba un panorama fiscal donde las proyecciones de déficit para todo el año en curso alcanzaban el 3,5% del PBI (1 punto por encima de lo pactado con el FMI). Es en esta situación que el ministro se compromete a cumplir con la meta fiscal, pese a que gran parte del gasto ya ha sido ajustado y corre, por lo que la austeridad deberá venir por otras partidas. Cómo y qué se modificará continúa siendo una incógnita.

En materia de emisión monetaria, si bien se comprometió a reintegrar $10.000 millones de pesos por Adelantos Transitorios que el Tesoro debe al Banco Central, la suma resulta marginal en los $630.000 millones emitidos en lo que va del año. Aún más, la intención de no monetizar más el déficit luce insulso considerando que el stock actual de ATs alcanza el 90% del límite pactado por acuerdo con el FMI.

Asimismo, cabe destacar que en realidad el total emitido a julio fue $952.000 millones, donde $322.000 M fueron cancelados en mayo mediante la venta de DEGs en poder del Tesoro al BCRA. Por tanto, si bien hubo una cancelación de esta deuda con el Banco Central, el saldo monetario fue nulo. Es decir, el Tesoro disminuyó su deuda con el BCRA (a cambio de disminuir un activo -DEGs-), pero para eso vendió un activo en dólares, los cambió por pesos (impresos por el BCRA) y con eso devolvió los ATs que adeudaba al Banco Central, por lo que la cantidad de dinero circulante no varió; aunque sí se canceló una deuda contable. Esto resulta de suma relevancia, puesto que lo que se busca limitando el financiamiento monetario es no seguir inyectando pesos a una economía donde la demanda de dinero se encuentra en mínimos, mismo se rechaza la moneda. Así, esta mayor cantidad de dinero circulando deriva en una mayor deuda del BCRA teniendo que ‘esterilizar’ esos pesos, en otras palabras, vender LELIQs para sacar esos billetes de circulación y que no presionen aún más en precios o dólar.

En lo que respecta al frente externo, se celebra la gestión del ministro por destrabar préstamos que originalmente estaban asignados a Argentina y que, en base a la dinámica que venía exhibiendo la economía, se fueron demorando. Así, se anunció el desembolso de 1.200 millones de dólares de préstamos de Organismos Internacionales y otros 750 millones por parte del CAF con la intención de fortalecer las reservas. En simultáneo, se acordó una liquidación adelantada del agro que sumaría otros 5.000 millones de dólares también con el propósito de recomponer la posición financiera del Banco Central. No obstante, no debe pasarse por alto que se trata de un adelanto y no nuevas liquidaciones, por lo que el resultado es adelantar entradas de dólares que se darían en el cuarto trimestre, al tercero. El desafío se posterga unos meses, quizás cuando el BCRA tenga mayor margen para acomodar el tipo de cambio y detener el drenaje de divisas que se cobró 500 millones de dólares de reservas netas en los últimos 5 días hábiles.

Por supuesto los regímenes de promoción para varios sectores son una buena noticia, aunque lo ideal sería que sean votados en el Congreso. De todos modos, la delicadeza de la situación permite comprender por qué se apela a ingresarlos por DNU. Sin embargo, dado que los beneficios de dichos programas aplican sobre las exportaciones incrementales y, para eso, se debe expandir la producción (invertir), sus frutos se verán más hacia mediano y largo plazo y, por tanto, no en lo inmediato para atravesar la actual crisis económica.

Por último, se habló de un canje voluntario de la deuda en pesos que vence en lo que resta del año, equivalente a 4 Billones de pesos (5% del PBI o 26.000 millones de dólares). En base a la conferencia de prensa, el 60% de los acreedores habría adherido, aunque la percepción del resultado muta cuando se considera que ese porcentaje es la proporción de deuda en poder de organismos del sector público. Nuevamente, resta otro reto por delante, con un mercado que desde hace meses se muestra más cauto.

Resulta curioso ver que gran parte de las medidas adoptadas por Sergio Massa están alineadas con las ideadas por Martín Guzmán, lo que lleva a reflexionar si el problema era una cuestión de política económica o de quién era el brazo ejecutor de la misma. En este sentido, el rumbo, aunque mejor encaminado, no parece muy distinto al previo.

Algo está claro, las expectativas han cambiado y esto se vio plasmado en un mercado más optimista donde los bonos subieron hasta 8% desde el cambio de gabinete. Puede que S. Massa cuente con una ventaja que no corrían sus predecesores: el armado del equipo económico. El nuevo superministro no solo logró concentrar el poder de varios ministerios y así encauzar proyectos que están en agenda desde hace más de un año en la Cámara Baja, sino que también se desmarcó ubicando gente de su círculo en áreas estratégicas como las Secretarías de Finanzas, Comercio, Agricultura, Producción y hasta en la Vicepresidencia del Banco Central. Así, tan solo le faltó colocar un alfil en la Secretaría de Energía para contar con la botonera completa, aunque eso no fue impedimento para seguir avanzando con la segmentación de tarifas e, incluso, acotar el universo de subsidios, tarea que M. Guzmán no logró.

Por lo tanto, el gabinete entrante tiene un arduo desafío por delante, con un margen de maniobra escueto y un ánimo generalizado que poco tolerará artificios y maniobras contables, aunque cuenta con una cualidad nunca antes vista en la coalición gobernante: la ejecución y definición.