Informe inflación mayo

Informe inflación mayo

La inflación de mayo fue del 7.8% mensual, por debajo del dato de abril (8.4%), interrumpiendo con la tendencia de los últimos seis meses de inflación mensual creciente. Aún así, el dato anual marca su 16to. mes de aceleración, alcanzando en esta ocasión el 114.4%, continuando en los tres dígitos por cuarto mes consecutivo, récord desde el fin de la hiperinflación en 1992.

Sin embargo, indagando sobre los drivers de esta desaceleración en la inflación mensual, sorprende que el principal factor explicativo fue una menor inflación en los productos Estacionales. Estos detentan su nombre a razón de depender de la estación del año en el que estemos, por lo que su ciclo de consumo varía de acuerdo con las temperaturas, condiciones climáticas y momento del calendario en que nos situemos. En este sentido, mientras en meses previos los productos Estacionales aportaban en promedio 1.5 puntos de inflación al índice general (IPC), en mayo esto fue la mitad. Por lo tanto, en caso de haber continuado con la dinámica que vienen exhibiendo en lo que va del año, el IPC habría marcado una variación por encima del 8% mensual. Esto resulta de relevancia, ya que significa que, en parte, la desaceleración de la inflación en mayo respondería más bien a factores exógenos.

Por otro lado, observando la tendencia de largo plazo y desagregando hacia el interior al índice de precios, el rubro que se posiciona con el mayor aumento fue Restaurantes y Hoteles con un incremento del 132.1% anual, seguido por Indumentaria y Calzado (127.2%) y Alimentos y Bebidas (121.4%). En cambio, fiel al estilo que vienen marcando los productos Regulados, el menor aumento se dio en el rubro de Comunicaciones, con una suba comparativamente baja de 85% anual. También se observaron registros modestos en Transporte (99%) y Salud (102.1%). En detalle, el subrubro con las subas más bajas fueron Combustibles (71.5%), Alquileres (73.6%), y Servicios de Telecomunicaciones (82.7%).

Mirando productos específicos, el mayor aumento se dio en el kilo de batata, que creció un 452.7% anual, seguido por el tomate redondo (433.5%) y la naranja (378.4%) – la cual mostró una caída del 23.2% en mayo, reduciendo considerablemente su valor. Otros aumentos notorios se dieron en el azúcar (272.8%) y la papa (253%). Se verificaron aumentos por encima de la media, asimismo, en Lácteos, Huevos, Fiambres, Frutas, Bebidas, Infusiones, Vinos y Cervezas, y en Panificados y Harinas. En tanto, las Carnes crecieron muy por debajo de la media (en promedio, 72.1%) y se observó un crecimiento comparativamente bajo en el kilo de cebolla (82.3%), además de una caída mensual del 40.8% en el precio de la lechuga.

Los servicios crecieron menos que los bienes (111.4% contra 115% anual), con heterogeneidad dentro del segmento: el servicio con el mayor aumento fue electricidad, gas, y otros servicios públicos (159,5%) a raíz de los ajustes pactados en las tarifas, seguido de restaurantes y comidas fuera del hogar (131%). En cambio, el menor aumento anual se dio en comunicaciones (82.7%), con registros bajos también en alquileres (87.4%), y aumentos intermedios en prepagas, transporte público, y servicios recreativos.

En cuanto a los bienes, el máximo aumento se observó en prendas de vestir (131.5% anual), casi empatada con los aumentos en bebidas alcohólicas (131.4%), aunque también se observaron registros en libros, diarios, revistas, y papelería (128%), alimentos (121.4%), y bebidas no alcohólicas (118.9%) – especialmente debido al profundo aumento de las aguas minerales, gaseosas, y jugos (130.1%). En cambio, se dieron aumentos más moderados en mantenimiento de vehículos (84.6%), combustibles (71.5%), y en las infusiones (94.2%), con aumentos intermedios en el calzado, los productos de saludo, y otros bienes.

En líneas generales, el dato de mayo entusiasmó por su desaceleración, aunque la persistencia de los motivos que operaron por detrás no está clara. Sin perjuicio de ello, la inflación de los últimos 3 meses promedia el 8.0% mensual, lo que equivale a un 152% anualizado, amenazando con vulnerar aún más el debilitado entramado socioeconómico argentino.

Por otro lado, la mayor nominalidad acota las posibilidades de fomentar una desinflación atrasando precios claves (como tipo de cambio, tarifas, combustibles, entre otros). En este sentido, respecto de diciembre de 2019, los ítems con menor magnitud de aumentos son Telefonía & internet (218%), Electricidad, gas & otros combustibles (250%) y Transporte público (290%) -todos productos regulados-, vs. una inflación general del 466%. Por lo tanto, el Gobierno parece jugar contrarreloj, con una recomposición de tarifas que rápidamente es erosionado por el avance del resto de los precios, quedando atrapado en una suerte de círculo vicioso.

Con un piso de inflación mensual tan elevado, la velocidad con la que los precios de la economía quedan desfasados es alta, exacerbando la formación de expectativas y propiciando mayores dispersiones entre los precios. Como corolario de esta dinámica, naturalmente la sociedad apela a fórmulas de indexación, de modo de suavizar la pérdida de poder adquisitivo, lo cual adiciona algunos grados de dificultad a una eventual tarea de estabilización.